Las Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada constituyen la más antigua y exhaustiva encuesta disponible sobre los pueblos de la Corona de Castilla a mediados del siglo XVIII. Como dato curioso decir, que Villacid de Campos, en el año 1752 contaba con 6.000 habitantes.
El censo se realizó el veinte de junio de 1752
El juez-subdelegado de levantar el acta era D. Diego Felipe de Cifuentes
Cura-Párroco D. Sebastián Mañueco y Labrador, perteneciente a la familia noble de Villacid de Campos, hoy día la última generación son Armendia-Palmero (Veáse Familias Nobles).
Tesoreros: D. Miguel Mañueco (Hermano del anterior) y Gregorio Iñigo Lozano, Santiago Pardo
Alcalde: Juan Rodríguez Crespo.
Secretario: Francisco Castañeda
Procurador General: Agustín Pérez
En la primera pregunta respondieron que el nombre de la villa era Villacid de Campos.
En la segunda pregunta respondieron que la villa correspondía al conde de grajal
A la tercera dijeron que el término de la villa se encuentra, al oriente con término de Villalón, al mediodía con término de Ceinos, al poniente con Becilla, y al norte con el término de Gordaliza.
A la cuarta preguntan, dicen que hay farreñales, tierras de cebada, y prados.
A la quinta pregunta dijeron que esos farreñales, tierras, y prados eran todos de buena calidad.
A la sexta pregunta respondieron que en la localidad no hay ningún árbol frutal.
A la séptima y Octava se remiten a lo que han contestado a la sexta, pues no tienen árboles frutales y no pueden decir cuantos.
A la octava, novena y décima, respondieron la iguadas que tenían cada tierra, y lo que hacían las gentes de Villacid para sembrarlas y poder asegurar buena cosecha.
A la Undécima, dijeron que se suele recoger trigo y cebada, aunque también se recoge avena, aunque lo que se recoge solamente llega para alimentar a los ganados.
A la duodécima, dijeron las fanegas que se suelen recoger, el trigo era de muy buena calidad, mientras que la cebada era de media calidad. Había un viñedo de 225 cepas.
Y los prados no producen ni se arriendan.
A la decimotercera, dijeron que no les compete a ellos esa pregunta.
A la decimocuarta, dijeron que la unidad que usan para medir, es el celemín, una medida agraria que se utilizaba antes de que fuera obligatorio el Sistema Métrico Decimal.(1 fanega de trigo regulada = Celemin).
A la decimoquinta, establece los diezmos y primicias, son unos impuestos para la iglesia católica, que obliga a cada uno a pagar, en Villacid de Campos pagaban con vino y pan, para el convento de San Pablo en Valladolid, para el monasterio de Bernardos de Benavides, y para los canónigos de Ampudia.
A la decimosexta, dijeron que el año había sido bastante árido y no se había podido establecer una buena cosecha.
A la decimoséptima, dijeron que no hay ningún molino.
A la decimoctava, dijeron que el ganado no ha venido de otra parte.
A la decimonovena, dijeron cuanto ganado había.
A la vigésima, dijeron las especies de ganado que había, mulas y machos de labranza, bueyes y vacas, caballos y yeguas, un caballo cuatrocientos reales, cada par de mulas ochocientos reales, el par de machos seiscientos, el par de bueyes quinientos, y el par de vacas de labranza cuatrocientos reales. Cada oveja valía 9 reales y el cordero 4 reales.
A la vigésimo primera, dijeron que no hay casas disponibles libres y había 6.000 personas en villacid.
A la vigésimo segunda, dijeron que en las casas había como dos cientos gallinas, y que cada gallina valía 2 reales.
A la vigésimo tercera, dijeron que no saben los propios del procurador del común, y que hay una redacción.
A la vigésimo cuarta, dijeron que no sabían de los gastos del procurador del común. Si el común disfruta algún arbitrio, sisa u otra cosa, de que se deberá pedir la concesión, quedándose con copia que acompañe estas diligencias; qué cantidad produce cada uno al año, a que fin se concedió, sobre qué especies para conocer si es temporal o perpetuo y si su producto cubre o excede de su aplicación.
A la vigésimo quinta, gastos debe satisfacer el común, como salario de Justicia y regidores, fiestas de Corpus u otras; empedrado, fuentes, sirvientes, etc., de que se deberá pedir individual razón.
A la vigésimo sexta y vigésimo séptima, dijeron , que se pagaban al año 1.200 reales del interventor, 2.500 reales por el servicio de los curas.
A la vigésimo octava, dijeron que pagan a la señora por utilizar sus fuentes, y su agua setecientos reales.
A la vigésimo novena y treinta, que no había ningún mercader.
A la treinta y uno, y treinta y dos dijeron que había un cirujano Joseph Martín lázaro, el tendero Juan Pardo, Panadero Alonso Mancebo, oficio de Arriero: Manuel Pérez.
Antonio Trapote, Bernando Alonso, Melchor Pardo, Alonso Martínez, Cayetano Ramón, Jerónimo Pérez, tratantes de ganado de huevos y lino.
A la treinta y tres dijeron, que había 2 albañiles, llamados Joaquín y Bernardo López, recibían de ganancia 3 reales. Un sastre Joseph de la Iglesia, un zapatero Bernardo Martínez, 1 carretero Bentura Castellanos, 1 herrero Fran Román.
A la treinta y cuatro, dijeron que no había nada, preguntaban por embarcaciones.
A la treinta y cinco, dijeron que había 28 labradores. De los cuales 18 eran jornaleros y 10 tierras propias, los jornaleros, ganaban 1 real y la comida.
A la treinta y seis, dijeron que había cinco pobres de solemnidad.
A la treinta y siete, no hay ningún bien embargado.
A la treinta y ocho, dijeron que había 2 curas párrocos: D. Sebastián Mañueco y D. Gaspar Martínez.
A la treinta y nueve, dijeron que no había ningún convento.
A la cuarenta, dijeron que no había más rentas que las provinciales y generales.